Los donostiarras somos unos siesos. Y tomarnos un helado es, para nosotros, como para otros la meta anfetamina. El secreto mejor guardado para encontrar nuestra droga por excelencia está tan cerca que muchos pasan de largo. El mejor helado de Donosti. Siempre que puedo voy con Pau, que nunca perdona la combinación «Café Nineu» con «Gelato Boulevard»; y yo nunca le niego tal placer. Hay dos temas que un donostiarra domina a la perfección: uno,»los fuegos artificiales»; el otro, «los helados». Aficiones que solemos combinar, y de la que los vizcaínos hacen mofa asegurando que son nuestra desquiciada interpretación de Sodoma y Gomorra. Pocas ciudades tienen tantas heladerías y peluquerías por metro cuadrado (investigadores más acreditados que yo no acaban de encontrarle explicación). De los helados os diré que, como si de un milagro se tratara, uno solo tiene que alejarse unos metros de El Nineu, para encontrarse con los mejores cucuruchos y tarrinas del mundo habitado. Los «gelatos» de la Gelatería Boulevard. El gelato difiere del resto de helados en tener un menor contenido de grasa butírica, típicamente del 4 al 8% (se le añade leche desnatada como sólido). También suele ser bajo en azúcar, teniendo entre un 16 y un 22%, estando esta cantidad cuidadosamente equilibrada con el agua para evitar que ésta se hiele. El local se llama «Gelatería Boulevard» y toma nombre de su local hermano al otro lado del puente del Kursaal, donde están igual de buenos.