¡Apa! Hablamos de café. Porque el tema del café es un tema delicao. A la que te descuidas, después de haber comido como Dios, te encaloman un agua de fregar el suelo. Aquí, en general, se cuida el asunto bastante, pero siempre hay que estar sobre alerta. Si quieres asegurarte un café en condiciones cerca del puente del Kursaal, lo tienes fácil. A sus pies, mirando a la desembocadura del Urumea, está probablemente la mejor terraza de Donosti: el Nineu. Este local ha pasado por muchas buenas manos en su historia. Las empresas de los grandes cocineros vascos se lo han rifado siempre por su excelente localización. Muchos son los que lo observan intimidados al visitar la ciudad, abrumados por su estilo moderno, con un toque chic, y pasan de largo pensando: «aquí me meten un palo seguro». Error al más puro estilo «Comparador de seguros». Por un euro y pico, puedes pedir un buen cafe en la barra, que pondrás en una bandeja y sacarás fuera, a la terraza, que no tiene servicio de camareros. Una vez allí, si hace fresquete, cogerás una manta o te calzas la txapela; y si no, directamente te enciendes un cigarro o te llevas a los labios un delicioso café Illy —compuesto de nueve variantes diferentes de café Arabica— con su pequeña magdalena de pistacho. Y a mirar el mar, la playa, o a los transeúntes, que pensarán que eres una especie de millonario suertudo recién llegado de la Costa Azul. Sibarita momento.
abril 17, 2015