Los 3 mejores restaurantes japoneses en San Sebastián. ¿Japoneses has dicho? ¿Pero tú te crees que yo he venido desde tan lejos para probar cocina japonesa en San Sebastián? ¿Nos van a enseñar algo los japoneses en materia de cocina? Pues resulta que sí, porque los muy listos no han hecho restaurantes japoneses al uso sino que han fusionado o integrado su sabiduría milenaria en el anciano vasquismo culinario y han creado bares de pintxos japo-vascos o eusko sushi bares. Así que entre gilda y gilda, te metes un nigiri y te bailas un aurresku.
Comencemos por el primero que se montó:
KENJI SUSHI BAR (CASCO VIEJO)
Es el primer Sushi bar que vimos en Donosti y está camuflado entre todos los bares de pintxos del casco viejo. Muy cerca del Boulevard y frente al Teatro Principal. En la calle Embeltran, 18. Nuestro amigo Kenji Takahashi comenzó con un puesto en el mercado de San Martín que aún mantiene y que le sirvió para convencer a la parroquia donostiarra de que la cocina japonesa es una alternativa cojonuda a tanto pintxo vasco; e incluso vendía productos japoneses, desde la soja Kikkoman hasta los fideos Soba. Después cogió este local del casco viejo y ahí se codea con los mejores bares de pintxos ofreciendo sus japonesadas. Este «diablo amarillo» es un condenado artista que te hará olvidar aquel lugar de Tokio, Londres o Nueva York que guardabas en tu memoria como el «japo» de tu vida. Además es un tío majo, nada creído, servicial y muy pendiente de su clientela y de la innovación. Suele comprar el pescado en el Mercado de San Martín y por la mañana te enseña en facebook la pieza que se ha llevado y te amenaza con preparar para el mediodía un nigiri o un sashimi de aúpa.
TXUBILLO (BARRIO «EL ANTIGUO»)
Ellos mismos se autodefinen como cocina vasco-japonesa y están en la calle Matia 5, en el barrio de El Antiguo, más cerca de la Playa de Ondarreta o del Peine de los Vientos que de El Kursaal o el Casco Antiguo, así para que te sitúes, porque igual tu hotel está muy cerca.
Hitoshi Karube de Yokohama y Akari Yoshida de Tokio. El primero se formó con el maestro Irizar y Akari acudió a la llamada de la cocina vasca después de pasar por grandes restaurantes en Japón e Italia.
La filosofía es no servir nada que no tenga la calidad ni la frescura mínima necesaria. Asimismo, las elaboraciones se cuidan al máximo. Según afirma contundentemente Hitoshi: “en Japón el nivel de formación es muy profesional, mucho más alto que el de aquí. Allí se aprende para trabajar, y el trabajo es sacrificio».
La fusión se evidencia hasta en el nombre de los platos: Tempura de Guindilla o Tataki de Bonito.
ELOSTA (BARRIO DE GROS)
A pesar de que sus dueños no son japoneses, este restaurante es mi debilidad. Primero porque está en el alegre y surfero barrio de Gros (Paseo de Colón, 41. Frente a la Playa de la Zurriola). Segundo porque es moderno y luminoso. Y tercero porque su barra de sushi y todo lo que hacen es francamente delicioso y delicado. Solo tiene un defecto, el piso de arriba tiene esa sonoridad que te obliga a gritar durante la comida y que puede hacer que no vuelvas. Mikel López es su ideólogo y trabajo con Subijana (casi nada). El ambiente es moderneta y hispsteriano (la tónica en el barrio de Gros al que por algo ya llaman el Brooklyn de San Sebastián).